El regreso de los roles de género 

El regreso de los roles de género 

Los roles de género están de regreso: una gran cantidad de evidencias nos demuestran que, detrás del progresismo, permanecieron latentes. e nos demuestran que detrás del progresismo, permanecieron latentes.  

Feminismo: donde todo comenzó 

La igualdad entre hombres y mujeres, por extraño que parezca, empieza a despuntar y ganar terreno ante las estructuras patriarcales que durante milenios establecieron las reglas del juego para hombres y mujeres en todos los frentes de la vida pública y privada.  

O eso era lo que se percibía hasta ahora. 

El feminismo, desde sus incipientes momentos a principios del siglo XX hasta hoy, se ha constituido como un movimiento que engloba aspectos políticos, sociales, académicos, económicos y culturales, con el objetivo de generar conciencia y establecer las bases para cambiar las dinámicas sociales.  

La importancia de alcanzar la igualdad entre individuos y erradicar toda manifestación de discriminación o violencia dirigida hacia las mujeres forman parte de su esencia: construir un mundo donde se reviertan las ideas del DEBER SER de la mujer.  

Así, desde el triunfo de las sufragistas hasta las victorias más individuales y cotidianas que han dado a las mujeres más espacios seguros en cada ámbito de sus vidas, parecía que el cambio de mindset a nivel social se estaba alcanzando.  

Y luego, algo se torció 

De hecho, el feminismo comenzaba a impactar las mismas estructuras del DEBER SER de los hombres creados a partir de una superestructura patriarcal. Muchas personas sostienen que los movimientos de las nuevas masculinidades fueron una consecuencia directa de la reflexión crítica por parte de los hombres hacia el feminismo.  

Si algo iba a cambiar, tendría que lograrse conjuntamente.  

Así, las posturas de los movimientos progresistas masculinos contemplaban, desde la introspección y reflexión, deconstruir su “sistema de privilegios” ante las mujeres y cuestionar las conductas y estereotipos que el patriarcado les dictaba ser.  

Sin embargo, mientras más visibles eran estos movimientos progresistas, aumentaba el número de personas que, desde posturas más conservadoras, mostraban su descontento ante dichas propuestas de cambio.  

Podríamos pensar que estas fuerzas de oposición provenían totalmente de parte del sector masculino, quien veía en peligro sus privilegios. Y en parte es cierto.  

Pero también un importante número de mujeres comenzaron a demostrar su descontento ante las posturas más progresistas.  

Radicalización extrema = abandono total  

Fue una implosión y el vicio de no congeniar. Tanto los movimientos feministas como el de nuevas masculinidades, al ir sumando más seguidores, también sumaron nuevas perspectivas y teorías alrededor de sus inquietudes.  

Esto fue generando que los movimientos comenzaran a fragmentarse, derivando en desencuentros entre las diferentes perspectivas.  

Con el tiempo, esto generó una radicalización más extrema, pues los “requisitos” para ser parte del movimiento se volvieron más puntuales. Lo que orilló a muchas personas a cuestionaran su verdadero valor.   

El retorno de los roles de género 

Ante la “crisis interna” de los movimientos progresistas y el descontento por parte de una mayor cantidad de personas, los discursos que regresan y enarbolan los viejos estereotipos de género, así como los DEBERES SER tanto de hombres como mujeres ha aumentado.  

Por un lado, un buen número de mujeres hace virales tendencias como #trophywife o #tradewives que reproducen tanto estéticamente como conductualmente el cómo una mujer debía comportarse décadas atrás.  

@noemifarre

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♬ Originalton – ᥫ᭡

Atender al hombre tanto emocional como físicamente y cumplir con labores como el cuidado del hogar y de los hijos son algunas de las acciones que estos trends muestran.  

Por otro lado, también aparecen más evidencias que demuestran que las ideas del éxito como casarse, encontrar un hombre bien y crear una familia vuelven a tomar un papel protagónico en la vida de muchas mujeres. Los hombres que resuelven y los hombres de alto valor nos demuestran esto.  

Por parte de los hombres, se dejan de lado los discursos que deconstrucción de las masculinidades y se retoman conductas que una vez más, posicionan al hombre como ente de proveeduría. Por tanto, características como la fuerza, la formalidad y hasta la violencia se vuelven en objetos de deseo por parte de las mujeres.  

Asimismo, los hombres han reaccionado con indignación ante este entorno de valores “más progresistas” con una mezcla del machismo más ortodoxo y nuevas prácticas de desarrollo personal. Mismas que dan a la mujer, en muchos casos, un papel meramente material.  

La polarización crece 

En nuestra sociedad las dos posturas hoy conviven de una manera muy polarizada. Es decir, las ideas “progresistas” se mantienen, mientras que las “conservadoras” se levantan con mayor fuerza.  

De esta manera, cada vez es más frecuente encontrar comentarios de personas en redes o en las calles que dejan ver un hilo de confrontación entre los géneros.  

De hecho, un estudio reciente, publicado por el Financial Times, sostiene que la brecha ideológica entre hombres y mujeres hoy ha alcanzado distancias récord.  

Mientras vemos volver los viejos estereotipos, aumentan los discursos polarizantes entre hombres y mujeres:

¿Será acaso, que nuestra realidad podría convertirse en una historia de ciencia ficción, donde la guerra del fin de los tiempos es una batalla entre géneros? 

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Reporte YoungsterZ
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