De la política al odio, hay un paso

De la política al odio, hay un paso

Guerras culturales

Con esta nota, continuamos nuestra serie de Guerras culturales. A lo largo de esta, ahondaremos en los principales temas en los que las personas, actualmente, están dándose con todo como parte de una confrontación en ideologías, discursos y maneras de entender el hoy.

En esta segunda entrega, toca el turno de la creciente polarización en nuestra sociedad y en las generaciones que conviven actualmente, pues más que nunca es evidente que de la política al odio, sólo hay un paso.

Empecemos por el principio

Cuántxs no habremos escuchado en repetidas ocasiones el dicho que reza: “De religión, futbol y política no se habla”. Una tras otra vez se suele repetir persiguiendo un único fin: evitar arruinar cualquier momento. 

Y es que hablar de uno de esos tres temas, en la mayoría de los casos y lugares, sin duda alguna, terminará en acalorada discusión. 

Si bien esto es mayormente cierto, también lo es que la polarización política y social se ha acelerado durante las últimas décadas y hoy en día, estamos viendo diferentes ejemplos que dan muestra de ello. 

Es decir, al pasar de los años, las preferencias por ciertas ideologías o ciertos grupos políticos se ha vuelto más extremas.

Diversos autores sostienen que fue durante la década de los setentas cuando comenzó a sentirse una mayor polarización dentro de las sociedades alrededor del mundo. Sin embargo, como dijimos más arriba ésta ha crecido exponencialmente.

La paradoja de la polarización 

El aumento de la polarización política es un fenómeno complejo y multifacético que tiene muchas causas. Se ha estudiado desde diferentes perspectivas este fenómeno, desde la política, pasando por la psicología, llegando hasta la filosofía. 

Así, entre las principales causas que hay detrás de esta creciente polarización podemos mencionar las siguientes:

Desigualdad económica. La desigualdad económica ha aumentado en muchos países en las últimas décadas, lo que ha llevado a un aumento en la polarización política. Cuando las personas sienten que están siendo excluidas o marginadas por el sistema político y económico, a menudo se sienten más atraídas por los movimientos extremos y los partidos políticos que prometen cambios radicales. 

Esto, algunas veces se ve reforzado por el desarrollo tecnológico. Si bien las contribuciones de este son bastantes, también su uso puede generar brechas más amplias a nivel económico. Es decir, el avance tecnológico exige a su vez, una mayor especialización. ¿Quienes, entonces, podrán manejar las últimas exigencias económicas? Exacto: aquellxs que puedan acceder a un mayor nivel educativo. 

Fragmentación de los medios de comunicación. En la era de Internet y las redes sociales, las personas pueden encontrar fácilmente información que respalda sus propias opiniones y creencias, y filtrar la información que no se ajusta a su punto de vista. 

Esto ha llevado a la formación de burbujas ideológicas en las que las personas están menos expuestas a opiniones diferentes a las suyas y esto puede reforzar las posiciones extremas. Prácticamente, los medios de comunicación masivos y las redes sociales han incrementado lo que podríamos llamar crisis de la información. A manera de ejemplificar esto, veamos dos fenómenos: el efecto Silo y el sesgo de contenido. 

El efecto Silo es aquel que se da cuando las personas solamente buscan información o medio de comunicación afines a sus ideologías. Por lo tanto, lo que se logra con esto es reforzar las creencias y dejar totalmente de lado la oportunidad de escuchar y conocer nuevas perspectivas. 

Por otro lado, el sesgo de contenido se refiere a la inclinación hacia la preferencia por un tipo de contenido. Veamos, actualmente tenemos un amplio catálogo de información para elegir. Se hace evidente que la mayoría se irán por aquellos contenidos de entretenimiento, más que por aquellos de debate y de formación. 

Debilitamiento de las instituciones políticas. La confianza en las instituciones políticas, como los partidos políticos y los medios de comunicación, ha casi desaparecido por completo en los últimos años. Esto ha llevado a una mayor polarización política, ya que las personas tienden a buscar refugio en movimientos y partidos políticos extremistas que prometen soluciones rápidas y sencillas a los problemas que les afectan.

Esto ha generado, que incluso las mismas instituciones políticas sean quienes propician dicha polarización, con la finalidad de crear grupos de identidad. Así, mientras unxs empatizan con el bando de los “perdedores”, lxs otrxs seguirán a quienes se consideran del bando de los “ganadores”. 

Globalización. La globalización ha generado que los cambios demográficos cada día sean más evidentes. Por un lado tenemos el fenómeno de la migración que ha propiciado el choque masivo de creencias, culturas e identidades. Como consecuencia de esta confrontación, la oposición entre ideologías se ha hecho más evidente y reacio. Por otro lado, la brecha tecnológica y económica entre las generaciones también ha dado como resultado una polarización de ideas políticas entre ellas. 

Con esto, podemos decir que la paradoja de la polarización es el resultado de unas causas que buscan evitar. Durante años se nos presentó a la globalización como el destino del mundo y de sus sociedades, sin embargo, según afirman los diversos autores, ésta es quizá por mucho la causa primaria de la polarización política actual.

Polarización generacional, ¿qué está causando la brecha? 

En los últimos años, hemos visto una creciente brecha entre las opiniones políticas de los millennials y los centennials.

Grandson and grandfather seated and relaxing at the sofa inside home

Los millennials “envejecen”, mientras que una nueva oleada de jóvenes centennials comienzan a reclamar para sí la escena política y comienzan a llenarla de sus propios temas e inquietudes. A grandes rasgos, esta es la razón por la cual, a nivel generacional, está aumentando la polarización política. 

Una de las causas más evidentes es la creciente polarización en los medios de comunicación y las redes sociales. Las personas tienden a seguir a aquellos que comparten sus puntos de vista y, en plataformas como Twitter y Facebook, pueden filtrar sus feeds para excluir opiniones opuestas.

Esto puede llevar a la formación de burbujas ideológicas, en las que los individuos solo se exponen a un conjunto limitado de opiniones… Y pasa todo el tiempo, ha aumentado el horror a lo diferente. 

Hace unos pocos años, el Brexit dividió a Reino Unido en dos: viejos y jóvenes. Brasil, Estados Unidos, México e Italia han pasado, en menos de un lustro, por situaciones semejantes. Si bien por un lado son los mayores quienes profesan las ideas conservadoras de la derecha, los jóvenes se muestran más cercanos hacia las ideologías liberales de izquierda.

Otra posible causa es la brecha económica. A medida que la economía mundial cambia, hay una creciente sensación de incertidumbre entre los jóvenes. 

Los millennials han sido criticados por ser menos ambiciosos y tener menos ingresos que las generaciones anteriores, mientras que los centennials se enfrentan a una economía cambiante y a menudo precaria

Además, la polarización puede estar impulsada por una brecha educativa y de experiencia. Veamos, los millennials, en su mayoría, tuvieron una educación formal y actualmente tienen más experiencia en el mundo laboral que los centennials

Esto sin duda crea una diferencia en las opiniones políticas ya que los centennials, por otro lado, pueden tener una perspectiva más fresca y menos sesgada por el pasado.

Divide y vencerás

Como vemos, la polarización es un tema multifacético y que está provisto de muchas aristas. Pero a pesar de todo, ¿estamos condenados a vivir peleando? En pocas palabras: no. 

Debemos lanzarnos a buscar soluciones, eso es evidente. El pasado nos ha enseñado que la polarización y llegar al extremo de las ideologías genera consecuencias terribles. ¿No todo el siglo XX nos mostró hasta el cansancio lo que puede pasar? 

En un momento de absoluta polarización, la respuesta es más simple de lo que parece: la humildad. Nunca una idea o ideología será igual de importante que cualquier vida humana o no humana. No se trata, entonces, de una confrontación sino de una conciliación.

Aprender a escuchar, dar pie a lo diferente y formar un pensamiento crítico, se afirma, son los medios a través de los cuales se puede generar el cambio y lograr la utopía con la que la globalización soñó un día. 

Por lo tanto, si nadie escoge a nuestros amigos, no dejemos que lo hagan con nuestros enemigos.

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